LA PINTURA ANIMADA
Por ÁNGELA MARÍA OLAYA
La representación gráfica es probablemente una de las más recurrentes disciplinas del arte y por lo tanto, vincularse en este mundo exige propuestas creativas e innovadoras, dado que el arte aunque retoma aspectos del pasado, es también la evidencia de una constante evolución tanto de pensamiento como de fenómenos sociales, económicos, políticos, culturales y por supuesto artísticos y tecnológicos; en este sentido, la reproductibilidad de imágenes o de técnicas no hacen una pieza artística, la pieza artística impacta cuando esta es capaz de sobrepasar lo evidente y lo preexistente y por ende refleja la identidad del autor así como logra hacer palpables los sentimientos, trascenderlos y trasmitirlos al espectador. De este modo, el artista puede sumergirse en un constante juego de experimentación durante su proceso creativo para obtener una imagen visual cautivadora.
Partiendo de esta idea, el procedimiento empírico permite inventar, fusionar, mejorar o modificar conocimientos con otros que involucren las imágenes visuales, como es el caso de la animación, que permite recrear o suponer nuevas realidades incorporando la noción de movimiento, construyendo sucesiones que conforman secuencias y conciben finalmente una pieza coherente. Ahora bien, aunque el campo del cine es una de las manifestaciones artísticas más recientes, y sobre todo al referirnos al espacio de la animación, las posibilidades de creación siguen siendo ilimitadas dando acceso a la exploración y manipulación de contenidos y material visual. Es así, como en una doble vía de la creación, por una parte en base a los avances tecnológicos y medios digitales, y por otro lado haciendo referencia a la pintura o al dibujo tradicional; pueden vincularse en un método fusionado, una sustancia homogénea, conocido como “pintura-animada”.
Sara Álvarez Sarrat, estudiante de bellas artes de la Universidad Politécnica de Valencia, en su tesis La animación: un espacio para el arte, reconoce que, a pesar de ser este un medio de representación relativamente nuevo, surge un grupo de artistas pintores pioneros en dicho campo lo que demuestra el paulatino fortalecimiento en el área y por consiguiente la apropiación del tema de los respectivos artistas. Podemos citar el caso de la galería El cubo, México; donde se llevó a cabo la exposición de arte contemporáneo con enfoque en la pintura animada, en la que catorce expositores de distintas nacionalidades dieron a conocer sus obras que reunían pinturas y dibujos convencionales, collages, fotografías manipuladas con pigmentos, etc. Entre estos artistas pueden resaltarse Barnstormers, un colectivo de aproximadamente treinta artistas cuyos estudios varían entre el diseño gráfico, artes plásticas, música e ilustración; su propuesta se apropia del arte callejero del grafiti cuyo proceso es documentado en video, y este es manipulado, alterando las velocidades, creando una dinámica de formas pictóricas y corporales efímeras que aparecen y desaparecen; acompañado además de una composición musical que combina jazz, hip-hop, alternativa y rock. Ruth Gómez, también exponente del Cubo, aprovecha su formación de diseñadora gráfica para crear imágenes e ilustraciones a lápiz o con paletas de grises, amarillos y rosas así como la técnica de rotoscopía; que a manera de montaje construyen una temática personal relacionada con la acción del capitalismo sobre los individuos. William Kentridge, artista sudafricano, uno de los más reconocidos en el campo de la animación incluye en sus obras reflexiones sociales y políticas; y a diferencia de otros animadores, utiliza el dibujo como herramienta de representación, grabando el proceso de tomar dibujos base, borrando y dibujando otros elementos sobre estos para dar movimiento a la imagen. Podemos resaltar otros artistas como Takeshi Murata, Quiu Anxiong y Robin Rhode; quienes hacen uso del método pictórico implicando además el performance, la instalación, la escultura, la fotografía y el retoque digital.
El espacio para la pintura animada entonces resulta prolifero, a medida que este se nutre de experiencias, las posibilidades de exhibición son mayores y las posibilidades mas enriquecedoras; en este medio se hace viable y más común que el autor exponga sus intereses personales o colectivos y sus propias perspectivas respecto a las problemáticas sociales de la actualidad de una manera estética sorprendente; aunque bien, siguen siendo válidas y asombrosas las propuestas sin narrativa que consisten en juegos cromáticos, armonía entre sonido e imagen, dinámicas de luz y sombra, etc. no obstante, predomina la necesidad de comunicar temáticas asociadas al consumismo, al progreso tecnológico y a los comportamientos humanos, a través del medio animado del que pueden soportarse los artistas. Aunque se presentan ocasiones en que una única imagen, cuadro o lienzo, que es aparentemente un conjunto de figuras detenido en el tiempo en un instante determinado, puede ser recreado a través de la animación reconstruyendo una historia en torno a este, como ocurre con ciertas pinturas de Honoré Daumiere. En el caso de la evolución del grafiti hacia un formato cinematográfico, se genera un discurso poético, que desliga este arte callejero de los juicios burgueses que lo califican como ilícito y marginal respectivo de las clases bajas; para poetizarlo y sobrellevarlo más allá de la privaciones sociales y económicas al que ha sido sometido. Igualmente, la aplicación de otras técnicas como óleo, acrílico, carboncillo, lápices de colores, aerosol, fotografía; la superposición de materias sobre diversas texturas y superficies, la manipulación de la imagen, trazos, líneas, manchas; constituyen una manera de sublimar las ideas por medio del arte valiéndose del recurso animado.
Los escenarios para la exhibición de las piezas animadas, se hace por lo tanto más frecuente; revistas, organizaciones, publicaciones, etc; la Fundación Swiss Films, la cual se encarga de promover la cinematografía suiza, expone el perfil de diversos artistas cineastas; encuentro aquí, uno de mi particular interés: Georges Schizgebel, pintor suizo quien incursiona en el mundo de la animación por influencia de su trabajo como diseñador y publicista; incluye en sus obras una paleta variada de colores vivos por medio de pinceladas aplicadas con brocha alejándose de lo que se conoce como línea de contorno que caracteriza al cartoon; sobreponiendo y distribuyendo acrílicos sobre hojas de acetato, lo que origina un repertorio de luces, espacios vacios y texturas. Schizgebel muestra también interés por la presencia de luces y sombras que inciden en la percepción del mundo representado, la definición de las formas, las expresiones faciales y los espacios donde se desarrolla la acción. Igualmente lo más interesante e inusual, resulta de la transformación de los cuerpos en otros, por medio de la metamorfosis de la imagen, en otras palabras, se aparta del montaje tradicional de cortar y pegar planos, para convertir una forma en otra como si esta tuviese movimiento autónomo. Entonces, como ocurre en Fuge, cortometraje de 1998, un espacio edificado, queda convertido en un espacio no construido, con presencia de elementos naturales; o la manera en que las nubes en el cielo, quedan convertidas en peces que se mueven en diversas direcciones y componen un plano totalmente diferente. Los movimientos de cámara, travelling, panorámicas, primeros planos; así como el aumento o disminución de la velocidad modifican la apariencia del resultado visual. El cine y la animación, son el acceso a un fascinante mundo etéreo; una aproximación a una invención paralela que parece intangible pero que permite maniobrar las imágenes como mencioné anteriormente desde diferentes temáticas a partir de diversas técnicas. Desde mi interés particular resulta atractivo la manera en que el trabajo manual, aunque siendo de mayor exigencia y dedicación, proporciona la total libertad imaginativa para crear una imagen, un proceso creativo más minucioso y consiente de la capacidad corporal y mental que claramente está por encima de la creación directa con medios digitales, sin demeritar dicho mecanismo; por el contrario, conociendo también las posibilidades que este brinda; mas, en mi posición, la relación de las artes plásticas con la animación interactúan de manera seductora utilizando el color, la presencia de luces y sombras, el acompañamiento equilibrado con la melodía; cada detalle complementan la estructura total de la obra en la que las imágenes son capaces de hablar por si solas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario